En estos momentos de quietud obligada se hacen más evidentes algunos problemas o dificultades que se estaban dando y que muy posiblemente al estar inmersos en las rutinas, en lo de siempre y en las prisas no se habían
hecho tan patentes como ahora.
De estas dificultades voy a resaltar lo relacionado con el abuso de sustancias (tabaco, alcohol, cannabis…) y adicciones.
En muchos casos el confinamiento ha destapado el problema que algunas personas tienen con las sustancias , sobre todo, con el alcohol, y especialmente en las mujeres. Aquellos consumos que son de ubicación social han tomado dos derroteros muy distintos. Hay personas que han anulado completamente su consumo y otras que han trasladado el consumo a casa, y en muchos casos también se han incrementado los conflictos.
Los consumos que se efectuaban en un contexto privado y generalmente en soledad han tenido un repunte, la falta de libertad para consumir por estar en convivencia permanente ha incrementado los niveles de ansiedad
y la falta de control en el impulso de beber. En aquellos casos donde la persona ya vivía sola , en general, también ha habido un incremento del consumo, por estar más tiempo aislada.
Aquellas circunstancias y/o motivos que mantenían a las personas en un consumo abusivo, o incluso adicción, en estos momentos aún se han incrementado más, y como resultado tenemos que se están realizando más consumos.
En definitiva, esto es lo que ocurre:
- Incremento del consumo
- Incremento del malestar emocional y psicológico
- Incremento de los conflictos en la convivencia
Todas estas variables sitúan a la persona en un lugar muy complicado para afrontar y gestionar la situación.
Inmaculada Pérez - Psicóloga sanitaria especialista en adicciones de Centro Lumens.
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